Desde que nacemos nuestra creatividad permanece pura y limpia, fuera de cualquier connotaciones y limitaciones que a lo largo de la vida pueden ir viéndose afectada por parte de las personas e influencias metodológicas.
El desarrollo libre de esta capacidad genera un pensamiento original ligado a una imaginación constructivas de ideas entrelazadas que permiten construir actos maravillosos.
Nos impulsa al cambio, a la innovación de multitud de aptitudes y actitudes. La creatividad nos permite ofrecer un abanico de posibilidades de aprendizaje a los alumnos.
Su limitación mediante los métodos tradicionales se ha podido comprobar que acortan las alas de tal don, vuelve a los alumnos esclavos de limitaciones que con otros métodos de enseñanza más activos y libres los alza hasta puntos increíbles.
La continua búsqueda es la que nos mueve, creando puentes con nuestra imaginación.
Una experiencia o algo significativo en la vida del niño es un lienzo creativo en el cual emanan multitud de formas de expresión y quehacer las cosas.
La creatividad debe ser motor de nuestra propia formación como docentes, debemos observar y guiar a los alumnos cuando, de manera que aprendamos que les motiva, que les atrae y poder trabajar con ello.
La creatividad nos aporta soluciones e ideas que nos ayudan adoptarnos a un mundo en constante evolución y cambio.
Mejora nuestra capacidad de comunicación y relaciones sociales, así como salir de una rutina modificando la zona de confort del niño.
Robert J. Sternberg nos explica en un estudio como esta habilidad debería despertarse y potenciarse en la edad escolar.
Por lo que cada sistema educativo por tanto deben obligar a mejorar sus planes de estudios y como dije antes sus metodologías activas.
https://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/importancia-fomentar-creatividad-ninos
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